miércoles, 9 de junio de 2010

Informe Comision de la Verdad - Caso Taura

Caso de los comandos militares participantes del Taurazo

El 16 de enero de 1987, militares ecuatorianos integrantes del Escuadrón Jaguar
de la Base Aérea de Taura, localizado en el Cantón Naranjal de la provincia del
Guayas, secuestraron por varias horas al entonces Presidente de la República,
León Febres Cordero, y a las personas de la comitiva que lo acompañaba en su visita
a la base. Apenas se dieron honores, los comandos, a la señal de una ráfaga de
fuego, se movilizaron para secuestrar al presidente, esto desató un cruce de balas
que confirió a varias personas y mató a dos guardias presidenciales. Este hecho,
conocido como el Taurazo, se realizó como medida de presión para la liberación
del general Frank Vargas Pazzos, quien se hallaba detenido desde marzo de 1986
por haberse tomado las bases Aéreas de Manta y Quito, en protesta por actos de
corrupción que había denunciado305.
305 Ver capítulo de Contexto, La Rebelión Militar.
306


Los sucesos del 16 de enero de 1987 culminaron con la libertad del general Vargas
y con un compromiso firmado del Presidente de la República de no tomar
represalias contra quienes habían llevado a cabo el Taurazo. No obstante, la planificación
para reprimir a los comandos fue casi inmediata: el 21 de enero fueron
arbitrariamente detenidos después de haber sido engañados con que estarían
en una capacitación. A partir de ese momento, en diversos cuarteles militares a
los que fueron trasladados, los comandos fueron torturados y sometidos a otros
tratos y penas crueles, inhumanas y degradantes, incluyendo actos de violencia
sexual. Una vez instaurado el Consejo de Guerra Verbal que los juzgaría, fueron
condenados a penas de entre seis meses y dieciséis años de prisión.
A continuación, se abordarán elementos que permitan demostrar que las acciones
cometidas contra los comandos que participaron en la toma de la base de
Taura, constituyeron delitos de lesa humanidad. Inicialmente se abordará el elemento
del ataque, en los actos que lo conformaron para el caso que se estudia:
detención arbitraria, tortura y violencia sexual. En segunda instancia, se procede
a un análisis estadístico sobre la cantidad de personas afectadas, violaciones producidas
y de dónde provinieron. En tercer lugar se desarrolla la característica de
sistematicidad del ataque: ¿Hubo planificación previa? ¿Existió un método? ¿Se
invirtieron recursos para aplicar el método? Finalmente, se pasará al estudio sobre
el conocimiento que tuvieron sobre el ataque, quienes perpetraron los actos.
Ataque
El primer elemento constitutivo del tipo de lesa humanidad a analizarse es el
de ataque, con el afán de dilucidar de qué manera se llevó a cabo la violencia en
contra de los comandos de Taura. Como se detallará a continuación, estas personas
fueron inicialmente detenidas de manera arbitraria, para inmediatamente
ser objeto de múltiples torturas y actos de violencia sexual.
Detención arbitraria
El 21 de enero de 1987, cinco días después del Taurazo, setenta y ocho comandos
del escuadrón Jaguar son detenidos con uso de violencia en la Base Aérea de
Taura. Al mismo tiempo, en el Ministerio de Defensa, en Quito, dos oficiales de
la FAE, pertenecientes al mismo escuadrón, también son detenidos y trasladados
a un recinto militar, donde fueron llevados el resto de comandos.
La detención es arbitraria porque no existía al momento de la captura, una boleta emitida
por una autoridad judicial del fuero militar o civil. Los testimonios sobre este hecho
no dan cuenta de esta formalidad. Como señala el ex comando Tomás Ganchozo:
“… Salimos a trotar y entramos por los tanques cuando nos cogieron presos los oficiales
de ahí mismo de la fuerza aérea. No vi a nadie del ejército. De ahí, cuando abrieron
la puerta yo vi a unos marinos; ellos habían llegado en un avión C 130. Cuando ellos
aterrizaron nos amarraron”306.
306 Testimonio de Tomas Octavio Ganchozo Burgos transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 17 de abril de 2008.
307


Asimismo, el encabezado de la declaración manuscrita del suboficial Édgar Velasteguí,
durante el proceso de investigación, habla de la detención: “Día miércoles
21 de enero fuimos capturados (8:30) y recluidos en una Unidad del Ejército”307.
Los oficiales mayor Ángel Gilberto Córdova y capitán John Maldonado fueron
detenidos en Quito. El primero refiere:
“[El] Tcnel. William Saavedra (…) me llamó por teléfono ordenándome que me dirija
a Quito para que con el Capitán Maldonado nos presentemos en el Estado Mayor de
la FAE. (…) El día de hoy miércoles 21, mi Coronel Amaya me indica que nos van a
recibir en la Comandancia General del Ejército para que dé parte de mi participación,
pero al no estar allí se me ha puesto bajo detención y se me ha ordenado que rinda
esta declaración”308.
Que las detenciones fueron arbitrarias queda demostrado al analizar cronológicamente
los hechos. Mientras la detención de los comandos sucede el 21 de
enero de 1987, dos días después, el 23 de enero, el teniente coronel Marcelo Carrillo
Páez, juez penal militar de la I Zona Aérea, inicia la causa en contra de los
participantes de la sublevación.
“…Levanto el presente Auto de Cabeza de Proceso en contra del personal que se detalla
a continuación, a quienes sindico en la presente causa y ordeno su detención provisional
(...) para el efecto deberá girarse la respectiva Boleta Constitucional de Encarcelamiento
que legalice su detención, debiendo el personal permanecer a órdenes
de este Juzgado y bajo responsabilidad de la custodia de los respectivos Comandantes
de los repartos que se indican”309.
La orden de encarcelamiento se expidió con posterioridad a la captura. Al no haberse
cumplido con las formalidades y garantías que legalizan una aprehensión,
como se constata con las pruebas citadas, los comandos fueron víctimas de un
ataque que se evidenció en la arbitrariedad de su detención y por ende en una
ilegal privación de la libertad.
Tortura
Las detenciones de los comandos de Taura se dieron con uso excesivo de la fuerza
o violencia contra los detenidos. Una vez detenidos, los comandos de Taura
fueron sometidos a tortura y a otros tratos o penas, crueles, inhumanas y degradantes.
Los principales participantes en los hechos de Taura tuvieron un “trato
especial” desde el momento de la captura. Este el caso del cabo segundo Pedro
Dimas Loor, apodado Zambo Colorado. En su testimonio afirma:
“Viene ese teniente Carrera, un blanco del armamento del Jaguar, y me arrastró en
la pista, en pantaloneta, sin camiseta, así corriendo y me daba vueltas, amarrado, de
307 Declaración manuscrita del Suboficial Edgar Velateguí. CV, MDN-FAE-JUICIO0187-JU00236.00, p. 137.
308 Declaración manuscrita del Mayor Ángel Córdova en el AEIM, el 21 de enero de 1987. CV, MDN-FAEJUICIO0187-
JU00236.00, p. 88-89.
309 Auto Cabeza de Proceso del 23 de enero de 1987, dentro del Juicio Penal Militar 01-87, en la I Zona Aérea.
CV, JU 00236.00 p. 16.
308

espalda. Ensangrentado me llevó a la puerta del avión, me subieron y me pusieron en
el primer asiento”310.
Su testimonio es congruente con un examen médico superficial practicado el
mismo día en el Agrupamiento Escuela de Inteligencia Militar (AEIM), que concluyó
que: “al momento del examen físico presenta excoriaciones de la epidermis
en parte del tórax posterior”311.
El testimonio de otro de los principales participantes, Henry Peña, afirma que
incluso los buscaron en sus dormitorios:
“[Me capturaron] en la villa Nº 4 de Taura, (…) yo no fui a trotar (…) [porque me ordenaron]
que me ponga a limpiar los vidrios, (…) cuando ese rato nos dimos cuenta
que llegaron oficiales armados, (…) yo me lancé a hacia el fusil, no recuerdo de cuál
de los capitanes, casi le quitó el fusil, (…) [entonces] los tres oficiales me dieron de
culatazos y recuerdo que me fracturaron una costilla”312.
Detenidos, esposados y vendados, fueron llevados al avión, lugar en el cual fueron
objeto de amenazas de muerte y maltrato: “Durante el vuelo, ahí nos hicieron
algo psicológico. Nos decían que nos van a botar abajo, nos hacían dar miedo”313.
Varios testimonios recogidos por la comisión corroboran estos hechos. Jhonni
Pasquel, recuerda con más detalle este momento:
“A nosotros nos abrían la rampa del avión ‘Hércules’, la rampa se denomina a una puerta
grande que está atrás en el avión. Se abría esta puerta y entra un viento desesperante,
como cuando uno va a saltar en paracaídas, pero, ¡nosotros no estábamos listos con paracaídas
para saltar!, pero nos decían que nos iban a lanzar al mar, que esa era la orden”314.
El maltrato recibido se constata en los exámenes médicos realizados 21 de enero
de 1987 a los comandos, a pesar de que dichos informes no revelan la causa ni las
circunstancias de los hechos, ni contrastan los hallazgos con el testimonio de las
personas afectadas, dan cuenta de lesiones físicas compatibles con dichos relatos.
Hay que considerar que la mayoría de estas detenciones no tuvieron un carácter
violento motivado por la resistencia de la víctima:
• Francisco Pazmiño: “pequeñas heridas en regiones frontal izquierda y occipital
derecha producida por un cuerpo contundente”315.
310 Testimonio de Pedro Dimas Loor Vera transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la
Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 18 de abril de 2008.
311 Examen médico en el AEIM, el 21 de enero de 1987 al Cabo 2º Pedro Dimas Loor Vera. CV, MDN-FAEJUICIO0187-
JU00236.01, p. 210.
312 Testimonio de Henry Peña Jiménez transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la
Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 16 de abril de 2008.
313 Testimonio de Santiago Anacleto Moreira, transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 18 de abril de 2008.
314 Testimonio de Jhonny Marlon Pasquel Laz tomado del audio receptado por el equipo interdisciplinario de
la Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 16 de abril de 2008.
315 Examen médico al Cabo 2º Francisco del Rosario Pazmiño Proaño en el AEIM, el 21 de enero de 1987. CV,
MDN-FAE-JUICIO0187-JU00236.01, p. 230.
309

• Wilson Maridueña: “excoriación frontal, excoriación antigua anterior de
pierna derecha”316.
• Hólger Falcón: “presenta edema traumático al nivel de antebrazo izquierdo”317.
El avión C-130, Hércules, que los recogió en la base de Taura los llevó a la base
aérea Mariscal Sucre, en Quito, desde donde fueron distribuidos a siete repartos
militares diferentes. Los testimonios receptados ante la Comisión de la Verdad
reflejan que en todos los destacamentos militares las personas detenidas sufrieron
torturas. A manera de ejemplo, se señalan los siguientes relatos de quienes fueron
llevados al Agrupamiento Escuela de Inteligencia Militar (AEIM), en Conocoto:
“Me pusieron alfileres debajo de las uñas ¡esas huellas nunca se borrarán! (…) me
metían palo, el labio me sacaron, y corriente a cada momento. (…) Me cosieron [el
labio], me dejaron esta teta [cicatriz], y por eso me dejo el bigote”318.
Modalidades de tortura como la asfixia con agua, conocida como el submarino,
también se utilizaron en este destacamento:
“Me sacaban esposado, encapuchado y ellos estaban afuera y me sacaban la capucha,
pero no las esposas. Hubo maltrato físico con unas ramas de eucalipto, había una
piscina en donde me metían de cabeza cada vez que les daba la gana, todo comenzaba
desde las siete de la noche hasta las tres de la mañana”319.
En la escasa alimentación que les era proporcionada, también se constataban
tratos crueles e inhumanos: “Sabe lo que hacían con la comida, escupían en la comida
y nos decían coman cerdos, ustedes no son comandos son cerdos, eso nos
hacían”320. Además, se les obligó a permanecer confinados a espacios reducidos:
“Nos encerraron en un calabozo como bóveda, solo podíamos estar acostados,
porque no podíamos estar ni sentados”321.
Los testimonios recabados describen incesantes sesiones de aplicación de corriente
eléctrica a varias partes del cuerpo en al menos uno de cada tres detenidos
(33,7%)de este caso.
“… Apenas recuperaba la razón (…) me cambiaban de método a las sesiones de electricidad.
Había un estanque bastante alto, me colgaban sólo de los brazos y me metían
allí para poder aplicarme la electricidad en todo el cuerpo y, por supuesto, uno desfallecía.
La electricidad era impresionante: uno patalea y quiere salir del tanque, con
316 Examen médico en el AEIM, el 21 de enero de 1987 al Cabo 2º Wilson Ernesto Maridueña Viteri. CV,
MDN-FAE-JUICIO0187-JU00236.01, p. 245.
317 Examen médico en el AEIM, el 21 de enero de 1987 al Cabo 2º Holger Tarquino Falcón Falcón. CV, MDNFAE-
JUICIO0187-JU00236.01, p. 250.
318 Testimonio de Pedro Dimas Loor Vera transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la
Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 18 de abril de 2008.
319 Testimonio de Henry Peña Jiménez transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la
Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 16 de abril de 2008.
320 Testimonio de Juan Antonio Bermeo Tomalá transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Guayaquil el 16 de abril de 2008.
321 Ibídem.
310


solo estar colgado no se sabe cuándo le bajan, porque una vez que le baja, se siente la
muerte. Cuando le suben, le suben colgado de los brazos y es un dolor físico interno
de electricidad que se siente”322.
La aplicación de corriente eléctrica en el cuerpo fue caracterizada de diferentes
maneras, como ejemplifica el testimonio de Humberto Beltrán, quien fue recluido
en el Batallón de Artillería del Ejército Mariscal Sucre, al sur de Quito. “Me
tiraron en un plancha me metieron corriente aquí, por la pantorrilla. Me dieron
de palmadas en la espalda con un machete”323.
En la Brigada de Fuerzas Especiales Patria, en Latacunga, eran repetidos los golpes
con o sin instrumentos, como relata Daniel Quinde.
“Durante los interrogatorios, quien nos interrogaba se aproximó con un bate, me
daba golpes en el estómago (...) trajeron una cosa de caucho, una especie de colchón,
me acostaron en el suelo y comenzaron a darme golpes con el mismo bate, (...) entonces
se dan cuenta que estaba herido, ¡ahí se dan cuenta!, y comienzan a pisarme
ahí en la herida”324.
El siguiente testimonio describe una tortura psicológica como una ceremonia de
degradación moral, humillaciones y maltrato físico utilizando incluso la simbología
militar.
“Me hicieron un ¡Acto Solemne de Censura con Desprecio!: me obligaron a caminar
como estaba, es decir vendados los ojos, en pantaloneta, sin camiseta ni zapatos; por un
camino de espinas flanqueado por elementos de tropa, me escupían, me golpeaban e
insultaban, mientras sonaban las notas del toque de muerte en una corneta”325.
En el Batallón de Transmisiones Nº 1 Rumiñahui, en Quito, teniendo en cuenta
que en su mayoría los comandos provenían de la Costa y estaban adaptados a un
clima cálido, se los sometió a temperaturas extremas:
“Nos sacaron y nos pusieron en un container (…) ese container terminaba con pura
agua, del frío -no ve que eso era puro fierro- y amanecía ahí entrábamos dos o tres porque
era pequeño, pero estábamos solo con pantaloneta y en la noche sí hace frío pues.
Ahí amanecíamos hasta las 9 de la mañana que nos iban a sacar recién a coger sol”326.
La temperatura extrema y la privación de sueño o descanso fueron sufridas también
por los comandos que fueron llevados al Cuartel mayor Galo Molina, en Tulcán:
322 Testimonio de John Fredy Maldonado Herrera transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Quito, el 17 de abril de 2008.
323 Testimonio de Humberto Leandro Beltrán Jiménez transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 12 de febrero de 2009.
324 Testimonio de Daniel Melquiades Quinde Vásquez transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 12 de febrero de 2009.
325 Testimonio de Miguel Teodomiro Brunis Villacís transcrito del audio por el equipo interdisciplinario de la
Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 17 de abril del 2008.
326 Testimonio de César Alcívar Erazo Cabezas transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 16 de abril de 2008.
311

“En los cuarteles no nos dejaban dormir nos echaban agua, no ve que dormíamos en
unos calabozos y nos echaban agua (…) estábamos nosotros queriendo descansar y
nos botaban agua (…) nos hacían cualquier clase de hostigamiento, no nos dejaban
tranquilos era un calvario adentro”327.
En la Agencia Especial de Inteligencia de Imbabura (AEII) que operaba en el
Cuartel Yaguachi de Ibarra, se repitieron varios de los métodos descritos. Sin
embargo, también son implementadas otras formas de tortura, como la aplicación
de pesos:
“Me pusieron un balde metálico en mi cabeza y me metieron corriente… en los oídos.
Me estiraban con sogas, con poleas iban jalando, templándonos y ahí me daban
palo. Me sacaban y disparaban al aire y me decían adentro que: ¡ya le mató! (...) Me
pusieron un quintal de arena en el cuerpo, usted siente el golpe adentro al hueso, pero
afuera no le hace nada. (…) Nos botaban al potrero, en donde estaban regando el agua
en la madrugada”328.
Por último, en el Fuerte Atahualpa, donde posteriormente se seguiría el Consejo
de Guerra Verbal, Fultón Zambrano, quien fue recluido en dicho lugar manifiesta
que:
“Nos metieron a un baño, pero le habían llenado el baño con agua, hasta las rodillas,
(…) ¡ahí nos tiraron! (…) A eso de las 12 de la noche, empezaron a llamar a uno por
uno: ¡fulano de tal! -¡firmes! [Respondía]- ¡venga!, y se lo llevaban y ya no regresaba
(…) nosotros pensábamos lo peor. Nos sacaban encapuchados y amarrados, cuando
me tocó el turno nos llevaron a un lugar donde estaba: una silla de metal, una lavacara
con agua, un teléfono inalámbrico, un garrote (…). Me hicieron sentar en la silla (…)
hacían meter los pies [en la lavacara con agua] y nos metían corriente en el cuerpo
(…). No tengo cicatrices”329.
La Comisión considera que existen suficientes evidencias de que en la detención
de los miembros acusados de participar en el Taurazo se practicaron torturas y
otros tratos o penas, crueles, inhumanas y degradantes, sobre todo con la finalidad
de castigarlos y de obtener información. Decenas de testimonios recibidos
por la Comisión, cuya congruencia y credibilidad está fuera de duda respecto
al trato recibido, así como numerosos documentos entre los que se encuentran
certificados médicos y varias notas de prensa de la época constituyen evidencias
de dicho ataque.
Violencia Sexual
La utilización de violencia sexual fue una forma reiterada de ataque que sufrieron
los comandos: desnudos recibieron torturas en sus genitales durante los interrogatorios.
A pesar de las dificultades que muestran generalmente las víctimas
327 Testimonio de Oswaldo Gerónimo Vargas Tomalá tomado del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 18 de abril de 2008.
328 Testimonio de Hernán Patricio Quillupangui Lizano transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Quito, el 1 de septiembre de 2008.
329 Testimonio de Fulton Hernán Zambrano Méndez tomado del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad, en Guayaquil, el 16 de abril de 2008.
312


para denunciar la violencia sexual, debido al estigma al que generalmente se asocia,
la Comisión recogió varios testimonios que muestran una acción reiterada
de tortura sexual, como muestran los siguientes ejemplos:
• “En una silla de esas de lata y me amarraban contra la silla, y desnudo”330.
• “Vino alguien y me abrió las piernas y me metió unos ganchos en los cómo
es, en los testículos, y me dieron corriente”331.
• “¡Sigue, sigue ahí! y ¡pas! los golpes, otra vez al famoso cuarto; y ahí también
ya, ya, no eran los golpes, sino corriente, ¡Bájate los pantalones!, ¡no!,
corriente en mis testículos. Ucha ¡qué bestia!, es terrible”332.
• “Me ponían contactos eléctricos en el ano, esto es muy fuerte porque toda la
electricidad va al interior del cuerpo, (...) estaba desnudo, (...) la electricidad
se me iba al interior del cuerpo no hacia la piel”333.
La violencia sexual es una modalidad de tortura que fue practicada en un número
significativo de casos. Más de uno de cada tres testimonios de los comandos
recibidos por la Comisión de la Verdad, sufrieron violencia sexual: doce de los
treinta y dos testimonios recibidos. Dentro de los actos de violencia sexual se
incluyen el desnudo forzado, las humillaciones sexuales y la tortura sexual.
El carácter de este ataque viene definido por la detención arbitraria de la que
fueron objeto, y la manera premeditada en que se llevaron a cabo las acciones,
con un desarrollo centrado en la captura, traslado, distribución por diferentes
instalaciones militares con un patrón de actuación similar. Durante la detención
muchas de ellas fueron objeto de torturas y otros tratos o penas crueles, inhumanas
o degradantes, que ocasionaron sufrimientos físicos y mentales a las víctimas.
Se aplicaron electricidad, estiramientos de extremidades, golpes con objetos
contundentes y colgamientos, entre otras. También desnudo forzado, golpes
y electricidad en los genitales.
Generalizado
Como consta en el marco teórico, la característica de generalizado conlleva la
existencia de una multiplicidad de víctimas. La Comisión se basa en diversas
fuentes para constatar si este requisito se cumple.
El 22 de enero de 1987, diario El Universo informaba de un número aproximado
de detenidos en la Base Aérea de Taura: “79 comandos paracaidistas de la FAE
330 Testimonio de Santiago Anacleto Moreira, transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de
la Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 18 de abril de 2008.
331 Testimonio de Carlos Hermel Calle Rosas, transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de
la Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 18 de abril de 2008.
332 Testimonio de Carlos Francisco Santillán Díaz, transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 9 de febrero de 2009.
333 Testimonio confidencial transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la Comisión de la Verdad.
313
INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD RESUMEN EJECUTIVO
que se encuentran detenidos por haber intervenido en los hechos de Taura”334.
El 24 de enero de 1987, ante la presunta desaparición de los comandos, el mismo
medio de comunicación informó de la versión de las autoridades: “El Ministro
Salazar Navas no precisó número de los comandos paracaidistas de Taura que
han sido traídos a Quito, pero dijo que eran más de cien, es decir, un número
superior al que 74 inicialmente se refirió la SENDIP en días pasados”335.
El 27 de enero de 1987, cuando los familiares de los comandos exigían información
sobre ellos, diario Hoy comunicó que: “se conoció oficialmente el
paradero de cada uno de los ochenta comandos de la Base Aérea de Taura, que
participaron en el secuestro del Presidente de la República, ingeniero LFC, el
16 de enero pasado”336.
El autocabeza de proceso del 23 de enero de 1987 enumera a ochenta comandos
en total. Sin embargo, entre el 28 de enero y el 19 de febrero de ese año se hizo
extensivo dicho auto para diez comandos y un oficial más. Uno de los comandos
fue declarado prófugo. En total, noventa personas que fueron encarceladas.
Las diez personas que son mencionadas en los autocabeza de proceso emitidos
entre el 28 de enero y 19 de febrero, también fueron detenidas arbitrariamente
porque la orden de aprehensión se emitió una vez que estuvieron en cautiverio.
La Comisión de la Verdad recogió un considerable porcentaje (35,6%) de testimonios,
en relación a la totalidad de las víctimas. Sólo una persona (familiar
de una de las víctimas que en la actualidad se encuentra fallecida)337 declaró no
haber sido objeto de tortura.
No hay ninguna razón, respecto al tipo de trato o situaciones vividas, que muestre
diferencias significativas respecto al trato recibido por los comandos detenidos.
Si se proyectan las estadísticas que arrojan dichos testimonios, sobre el total
de detenidos del caso es posible deducir que los noventa comandos fueron sometidos,
por lo menos a algún tipo de tortura, trato cruel, inhumano y degradante.
Las características masivas de la tortura, realizada durante periodos que oscilan entre
cinco y diez días, así como las condiciones de hostigamiento y de privación a las
que fueron sometidos durante periodos más largos durante el encarcelamiento, suponen
un conjunto de efectos acumulativos en las personas afectadas y sus familias.
La mayor parte de las víctimas directas tenían responsabilidades familiares. Las
condiciones de encarcelamiento, la falta de información y los efectos traumáticos
334 “Cruz roja observó estado de salud de Comandos de Taura”. diario El Universo, EX Nº 123051, p. 30096.
335 “Los sublevados de Taura bajo arresto preventivo”, diario El Universo, 24 de enero de 1987, página 11. CV,
EX Nº 123051, foja Nº 30035.
336 “Revelan paradero y lista de sublevados”. Diario Hoy, 27 de enero de 1987, página 1A. CV, EX Nº 123051,
foja 30041.
337 La víctima en referencia es Jhonny Valentyn Moreno Calle, su hija Lilian María Moreno Gordillo se acercó
a testificar ante el equipo interdisciplinario de la Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 10 de febrero de 2009.
314


de la tortura también tuvieron un impacto importante en sus hijos, padres y demás
familiares. Las violaciones de derechos humanos tienen un efecto acumulativo, que
repercute no sólo en la víctima sino también en un número de personas mayor.
Los comandos de Taura fueron afectados física, moral y psicológicamente, y el
efecto de ese ataque se extendió de inmediato a largo plazo y desde su propia
dignidad a las de sus familias.
En el apartado de tortura, se habían identificado las modalidades llevadas a cabo
en cada uno de los destacamentos en que estuvieron detenidos los comandos,
aquí por el contrario se van a identificar el número de medios y los métodos de
tortura por víctima.
La Comisión de la Verdad ha sistematizado los tipos de tortura en tres grupos:
tortura física, tortura psicológica y violencia sexual. En la tortura física se han
enlistado los siguientes tipos: asfixia con funda de gas, con agua o submarino;
otras formas de asfixia; golpiza sin objetos, y con uso de garrotes, bates u otros
instrumentos; vendaje de ojos y utilización de capucha; utilización de electricidad
en el cuerpo; utilización de drogas; quemaduras con cigarrillos; guindadas y
estiramientos forzados; otras torturas físicas, por ejemplo exposición a temperaturas
extremas, cortes, trabajos forzados, etc.
Si se tiene en cuenta la tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes a los
que fueron sometidos los comandos de Taura, desde el momento de su captura,
todos los tipos de torturas físicas descritas se utilizaron. Aunque no se les aplicó,
los trece tipos de tortura, a todos y cada uno de los comandos, se encontraron
ciertas características similares en las torturas utilizadas en los diferentes destacamentos338.
La tortura a través de la aplicación de electricidad en el cuerpo fue
intensa y una de las más frecuentes: 83,9% de las víctimas entrevistadas por el
caso Taura, la recibió. Los mayores porcentajes de tipos de tortura física fueron:
golpes sin objetos (90,3%) y vendaje de ojos o utilización de capucha (87,1%).
Ambos tipos forman parte una metodología que se inicia con el “ablandamiento”
de las víctimas para evitar que se defiendan (a través de los golpes) y el vendaje
para evitar que los ejecutores de la tortura sean reconocidos.
La aplicación de electricidad es un castigo sofisticado y muy doloroso cuyas descripciones
son coincidentes en los testimonios de las víctimas. Para su aplicación,
las personas primero son puestas en total indefensión: inmovilizadas; en
algunos casos, desnudadas: la mayoría, mojadas (dentro de estanques o con los
pies en agua, luego un conductor expandía la electricidad a gran velocidad en su
cuerpo; la mayoría de veces fue aplicada en lugares sensibles del cuerpo). Al respecto,
John Maldonado comenta que “es un dolor físico interno de electricidad
que se siente”339. La condición física después de esa tortura es deplorable, como
lo describe Jhonni Pasquel: “me ponían corriente, me hacían desmayar, a lo que
338 Ver referencia en el apartado de tortura en este mismo texto.
339 Testimonio de John Fredy Maldonado Herrera transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Quito, el 17 de abril de 2008.
315
INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD RESUMEN EJECUTIVO
yo me caía con silla y todo me tiraban balde de agua, así me desmayaron como
dos veces la primera noche que me sacaron, yo botaba bastante espuma por la
boca de lo que no aguantaba, la corriente es algo que…uno no lo puede descifrar
claramente, pero es algo bien duro”340.
Los golpes con objetos fue el cuarto tipo de tortura más utilizado en contra de
los comandos de Taura: 41,9% de los testificantes afirman haber recibido esta
agresión; 25,8% fueron guindados, una tortura que suele dejar graves secuelas,
especialmente, en las articulaciones y la columna vertebral; suelen producirse
lesiones como luxaciones de hombros o fracturas en extremidades superiores,
como fue el caso de Rosendo Veloz.
Otras agresiones y torturas graves incluyeron quemaduras con cigarrillo (22,6%);
asfixia con funda de gas, agua o submarino y otro tipo de torturas como sometimiento
a temperaturas extremas (16,1%). La aplicación de pesos la declararon
12,9% de los declarantes; la utilización de drogas fue referida por dos de las víctimas
(ambos oficiales) lo cual representa 6,5% de los declarantes.
La Comisión de la Verdad utilizó la siguiente tipología para clasificar las torturas
psicológicas: amenaza de muerte, amenaza de aborto, amenaza a familiares,
presencia y escucha de torturas a terceros, simulacros de muerte: lanzamientos,
simulacros de muerte con disparos, insultos y humillaciones, privación de sueño
o descanso, privación de higiene, privación de alimentos, incomunicación y
otras torturas psicológicas. En el último caso, las psicológicas fueron sistemáticas,
mostrando una direccionalidad con conocimiento de los puntos en que se
puede deteriorar más la psiquis del torturado. Muchas de estas torturas resultaron
más dolorosas al recuerdo que las torturas físicas.
En la Brigada de Fuerzas Especiales Patria, ubicada en Latacunga, se practicó la
tortura psicológica más paradigmática de todo el caso, la ceremonia de degradación
denominada, Acto de Censura Solemne con Desprecio:
“Como al tercer día de estar preso en Latacunga, en la Brigada Patria, este señor General
(…) Carlo Magno Andrade, él ordena que se nos saque de mañana, a las 7 de
la mañana, al patio central, donde está todo el personal de tropa y oficiales, y él nos
hace un ‘Acto de Censura Solemne con Desprecio’, el cual consistía en que los 10 compañeros
que estuvimos presentes ahí, en la Brigada ‘Patria’ de Latacunga, pasáramos
así como nos tenían: en pantaloneta, sin zapatos, sin camiseta y todos torturados,
golpeados, quemados; pasemos en medio de espinas”341.
Esta descripción es confirmada por el miembro un miembro del Ejército quien
presenció dicho acto:
340 Testimonio de Jhonni Marlon Pasquel Laz tomado del audio receptado por el equipo interdisciplinario de
la Comisión de la Verdad, en Guayaquil el 16 de abril de 2008.
341 Ibídem.
316

“Eso fue una orden del general Carlo Magno Andrade (…) hizo formar a todos,
absolutamente a todos, ahí se trajo a todas las unidades, le estaré hablando más o
menos de unos 1.500 hombres, hizo formar a toda la Brigada y les hizo caminar
(…) por delante de toda la Brigada y, mientras ellos iban pasando, les hizo poner
a todos los soldados con los fusiles con la escopetilla para abajo y se daban la
vuelta. O sea, le iban viendo y usted se daba la vuelta. Ese es un acto extremadamente
denigrante para un militar… entonces, recibió la espalda de esta fila y de
esta fila…”342.
Despojados e su uniforme, semidesnudos y heridos, los comandos se encontraban
en un estado de total indefensión y vulnerabilidad. Su identidad para
entonces había sido atacada y se les había tratado como un objeto de desprecio
reducido en su humanidad. Un acto de humillación como ese tiene un enorme
impacto en cualquier persona. La magnitud es mayor si ese individuo formó
parte de la vida militar. Para entender la magnitud de esta afectación, es necesario
anotar que la formación militar busca desde sus bases arraigar el sentido
de pertenencia en todos sus miembros. Se valora el uniforme, la forma de caminar,
la estricta disciplina, la obediencia a los rangos superiores y por ende el
anhelo de alcanzar los más altos rangos.
De las noventa víctimas del caso Taura, ochenta y siete son de tropa y tres oficiales
fueron detenidos junto a los comandos (pero sólo dos rindieron testimonio
ante la Comisión de la Verdad). Los oficiales también fueron torturados. La persona
detenida y torturada con mayor rango fue el mayor Ángel Córdova, quien
actuó como mediador durante el secuestro, pero que fue considerado por las
autoridades como sospechoso de planificar la sublevación. Sin embargo, durante
el Consejo de Guerra Verbal, fue absuelto y encontrado inocente de todo cargo.
El ataque a los comandos fue físico y psicológico, y afectó los ámbitos profesionales,
personales y el proyecto de vida de las víctimas y sus familias. La tortura
psicológica se practicó desde el momento del arresto y estuvo dirigida a crear
miedo, incertidumbre y obediencia en las personas sometidas. Del total de víctimas
entrevistadas, 87,1% refieren haber sido amenazadas de muerte.
Un caso paradigmático que ilustra estas amenazas fue el peligro de muerte que
experimentaron los setenta y ocho comandos (92,8%) que fueron trasladados
desde la base de Taura a Quito en el avión C-130 Hércules, cuando la rampa del
avión fue abierta en pleno vuelo a una considerable altura. Los comandos iban
descalzos, vendados, encapuchados, o cubiertos el rostro con su propia camiseta,
y en esos casos tenían –como es obvio- el torso desnudo. Tenían el cuerpo
ultrajado y el aire congelado los lastimaba. En ese estado de vulnerabilidad total,
fueron amenazados con ser lanzados al vacío. Una amenaza de muerte extrema
fue la que recibió Pedro Dimas Loor Vera, bautizado, desde el evento de Taura,
como Zambo Colorado: sus piernas fueron atadas con una cuerda y fue suspen-
342 Testimonio Reservado Nº 054 transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la Comisión
de la Verdad en Quito el 8 de octubre de 2009.
317
INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD RESUMEN EJECUTIVO
dido al vacío, en pleno vuelo343. Los testimonios muestran un trato más extremo
en éste y otros dos casos de personas identificadas por las autoridades como las
más activas durante los hechos de Taura.
Durante el proceso de detención, tortura y malos tratos es constante la humillación
y la degradación verbal, con mayor ensañamiento con ciertas personas, según
la evaluación de su peligrosidad o comportamiento durante los hechos, pero
como una agresión generalizada. De las entrevistas obtenidas, veintiuna personas
(67,7%) afirmaron haber recibido insultos y humillaciones: cuatro (12,12%)
estuvieron en la Brigada de Fuerzas Especiales Patria, donde fueron objeto Acto
de Censura Solemne con Desprecio.
La privación del sueño o descanso se practicaba de varias maneras. En destacamentos
como el cuartel mayor Galo Molina, de Tulcán, y en el batallón Esmeraldas, de
Ambato, era común que se les lanzara agua en las celdas durante la noche, para despertarlos
violentamente o para que no concilien el sueño. De acuerdo a los testimonios,
en el caso del Batallón de Transmisiones Rumiñahui en Quito, permanecían
en un container, sometidos a temperaturas extremas. De las víctimas entrevistadas,
64,5% afirmaron que no se les permitía dormir durante las noches, o que las torturas
iniciaban en la noche y eran enviados a las celdas en horas de la madrugada.
La privación de higiene también fue una práctica reiterada. De las treinta y dos
víctimas que testificaron en la Comisión de la Verdad, 54,8% afirman haber permanecido
confinadas en lugares pequeños que no cubrían necesidades básicas: en
el Batallón de Inteligencia Militar no había sanitarios o letrinas, en el mismo lugar
debían alimentarse y descargar sus excretas. En otros casos, estaban hacinados,
o recluidos en celdas previamente contaminadas (la brigada Patria y el batallón
Rumiñahui, por ejemplo). La privación y contaminación física suponen formas de
maltrato y tortura. Cuando el Tribunal de Garantías Constitucionales llevó personal
de salud para examinar a los comandos encontró que dos de ellos tenían tuberculosis,
lo cual era un enorme agravante de su situación de privación y tortura.
Además sufrieron privación de alimentos: no comían durante largas temporadas.
Al mismo tiempo, tenían temor de ingerir los alimentos que les daban por
miedo a ser envenados. Por otro lado, 51,6% aseguraron que –algunas veces- la
comida que recibían había sido escupida.
Durante las sesiones de tortura fue común (45.2% de los casos) la amenaza a familiares:
se les decía que tenían datos sobre su círculo familiar directo. La información
detallada en las fichas344, que se les abrió al ingresar a los diferentes destacamentos
en calidad de detenidos, fue utilizada en algunos casos para hacer evidente el conocimiento
que tenían de sus familias y dirigir sus amenazas basándose en detalles
343 Testimonio de Pedro Dimas Loor Vera transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la
Comisión de la Verdad, en Guayaquil, el 18 de abril de 2008. Se citará el testimonio textual de esta víctima en el
apartado de sistemático.
344 Ministerio de Defensa, Fuerza Aérea Ecuatoriana, Juicio 01/87. CV, JU00236.00, JU00236.01, JU00236.02.
318


concretos de sus vidas. Jhon Maldonado afirmó: “me parecía escuchar el grito de
niñas, los gritos de mujeres y que decían que es mi esposa y son mis hijas”345.
Otro tipo de torturas psicológicas como simulacros de muerte con disparos fueron
referidas por 41,9% de las víctimas que testificaron. Estos simulacros, que sucedían
sobre todo durante los interrogatorios, consistían en colocar el arma en la
sien o en la boca de la víctima, para después apartarla un poco y realizar un disparo
sin bala. Otra forma de realizar estos simulacros era representando una ley
de fuga. Varios detenidos señalaron episodios en los que eran dejados en libertad
en campo abierto y aparentemente sin vigilancia, mientras a lo lejos sus captores
disparaban al aire y gritaban a fin de fingir la muerte de algún compañero. Este
tipo de tortura fue característica del AEIM y el cuartel Yaguachi, en Ibarra.
La incomunicación afectó sobre todo a los primeros ochenta militares (89%) que
fueron apresados, porque permanecieron alrededor de tres días desaparecidos,
hasta que el Tribunal de Garantías Constitucionales entregó el listado con los
nombres y los batallones donde se encontraban. También hubo incomunicación
entre prisioneros, aunque no en todos los destacamentos, porque –en el BIM, por
ejemplo- sí existían celdas individuales. El aislamiento fue reportado por 45,2% de
los detenidos. En el resto de casos, en una misma celda había varios prisioneros.
Una de cada cuatro víctimas (25,8%) presenció o escuchó la tortura de otros
comandos detenidos. Estas víctimas fueron obligadas a observar el dolor de sus
compañeros o a escuchar sus llantos y quejidos durante las sesiones de tortura.
Las formas de violencia sexual durante la tortura fueron: descargas eléctricas
(60%), desnudo forzado (90%), guindada de los genitales (20%), amenaza de daño
o secuestro a hijos346 (20%) y agresión o burla verbal con contenido sexual (20%).
De los treinta y dos testimonios recogidos por la Comisión de la Verdad, doce
(37,5%) afirmaron haber recibido algún tipo de violencia sexual. Frecuentemente,
las consecuencias sexuales de la tortura genital conllevan alteraciones en las
relaciones afectivas o sexuales, incluyendo periodos de impotencia y hasta infertilidad.
En un caso, la víctima no pudo tener más hijos, quizás como secuelas
de la tortura347.
Una vez sentenciados y trasladados al penal García Moreno, las esposas de los
comandos sufrieron hostigamientos sexuales. Cuando visitaban a sus parejas, sus
partes íntimas eran revisadas, supuestamente en búsqueda de artículos prohibidos.
Las niñas también recibieron un trato similar de los guardias penitenciarios.
345 Testimonio de John Fredy Maldonado Herrera transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Quito, el 17 de abril de 2008.
346 En el caso Taura la amenaza de daño o secuestro a niño se considera como violencia sexual, porque fue un
ataque directo a la hija de tres meses de nacida de Jorge Espinoza en el Penal García Moreno, la descripción de este
ataque se describe a continuación.
347 Testimonio de Miguel Teodomiro Brunis Villacís transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad, en Guayaquil, el 17 de abril de 2008.
319
INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD RESUMEN EJECUTIVO
“En el Penal (...) fue mi esposa y mi hija unos días de visita, que pasa que a mi esposa,
y a mi hija que tenía meses de nacida, (...) hubo unas personas que las desnudaron, y
le buscaban queriéndole buscar droga y explosivos en las partes íntimas. (...) A mi hija,
que también la desnudaron le sacaron el pañal, eso me cuenta mi esposa, entonces [a
ella] le dio coraje [y] se fue casi encima de ellos los insultó a las personas estas y no dejó
que la revisen a mi hija, pero ya la tenían desnudita a ella en una mesa o en una silla”348.
La prensa también reportó este hecho, por ejemplo, diario El Universo en un pie
de foto afirmó: “Tiernas hijas de los Comandos han sido desnudadas ‘en busca
de explosivos’ antes de entrar a visitar a sus padres”349.
El efecto acumulativo del sufrimiento fue cualitativo, por la magnitud de la perpetración,
y cuantitativo, porque las violaciones de derechos humanos afectan directamente
a las víctimas, pero también de forma directa o indirecta a los familiares
y seres cercanos. Los comandos fueron condenados a penas entre seis meses y
dieciséis años y se les acumularon las penas accesorias: expulsión de las Fuerzas
Armadas y negación del acceso a los servicios que les ofrecía la institución.
A los comandos se les violaron los derechos humanos antes, durante y después del
proceso penal. Antes, por las privaciones ilegales de la libertad y las torturas que
sufrieron; durante, porque no tuvieron las debidas garantías procesales que les aseguraran
una adecuada defensa y después, con la imposición de condenas máximas
y la eliminación de toda oportunidad de recuperación y reinserción en la vida civil.
El perjuicio para los comandos de Taura y sus familias pervive en la actualidad
debido a la falta de oportunidades de recuperación, las pérdidas sufridas y las
consecuencias en la salud o problemática familiar. La Ley de Gracia concedida
por el gobierno de Rodrigo Borja en el artículo tres reza:
“Conmútese también las penas accesorias impuestas a todos los referidos ex oficiales
y ex comandos por la pena accesoria previstas en el Art. 4º del Código Penal Militar,
o sea la separación del servicio activo y la baja en las filas de las Fuerzas Armadas, sin
derecho de los peticionarios a la reincorporación al servicio activo ni a indemnizaciones
de ninguna clase”350.
La ley no consideró que a los comandos de Taura les fueron violados sus derechos.
La ley solo permitía que se les conmutara, perdonara o rebajara la pena por buena
conducta351. Como la ley no los eximía de la responsabilidad por la detención de
León Febres Cordero, sus derechos no fueron reparados ni restituidos.
La condena que eliminó los derechos pasivos de los comandos como tener acceso
al Hospital Militar, a ingresar a instalaciones deportivas militares, derecho
348 Ampliación del testimonio de Jorge Virginio Espinoza Aguilar transcrito del audio receptado por el equipo
interdisciplinario de la Comisión de la Verdad, en Guayaquil el 12 de febrero de 2009.
349 Pie de foto, diario El Universo. CV, EX Nº 123051 p. 40008.
350 Ley de Gracia. Decreto Ejecutivo Nº 253 del 30 de noviembre de 1988, publicado el 1 de diciembre de
1988, en el Registro Oficial Nº 78, p. 23. CV, EXP Nº 123051, p. 10270.
351 Ibídem.
320


a la liquidación de servicio entre otras, no fue derogada con la Ley de Gracia.
Los sesenta y dos comandos que cumplieron penas, impuestas por el Consejo de
Guerra Verbal (CGV), se reunieron alrededor del año 2002352, para tramitar una
amnistía ante el desaparecido Congreso Nacional, con el objetivo de ser reconocidos
como miembros del servicio pasivo de las Fuerzas Armadas, y obtener
todos los beneficios correspondientes.
El 13 de junio de 2008 (más de veintidós años después), la Asamblea Constituyente
de Montecristi otorgó la amnistía, lo que les devolvió las esperanzas
a los comandos. Sin embargo, hasta abril de 2010, el Ministerio de Defensa
no ha ejecutado la mencionada orden, por lo que siguen en el desasosiego.
Una vez comprobado el carácter masivo de las violaciones perpetradas que se dieron
en este caso, es posible afirmar que se trata de un ataque generalizado. A continuación
desmenuzaremos el caso, a fin de comprobar su calidad de sistemático.
Sistemático
Esta característica del ataque implica que el accionar no es improvisado sino
metódico y planificado. Algunas de las particularidades que representa este elemento
se refieren a que en el diseño de la acción participaron altas autoridades
gubernamentales y/o militares, que las víctimas del ataque están relacionadas
entre sí de manera no fortuita, la utilización de recursos y bienes públicos para la
implementación de los hechos, el discurso oficialista en el cual se devela la política
violenta, entre otros. En las siguientes páginas se analizarán estos elementos
de manera más puntual.
Tanto la finalidad o meta puntual que se busca alcanzar,
como la metodología utilizada para alcanzarla, son trazadas
por autoridades gubernamentales o militares
Partiendo de un análisis con base en el orden cronológico de los hechos, se desprende
que existió un modus operandi preestablecido por autoridades del gobierno
y de las Fuerzas Armadas.
Entre el 17 de enero y el 30 de diciembre de 1987 ocurrieron una serie de hechos
directamente ligados, concatenados entre sí que constituyen un patrón sistemático
de violaciones de derechos humanos contra los comandos de Taura. La estricta
planificación en la coordinación operativa de la aprehensión, traslado, distribución
y detención en los diferentes destinos, las torturas aplicadas en número
e intensidad, la negación y justificación de esos actos, las faltas al debido proceso
y la condena a penas desproporcionadas, son muestra de ello. La dignidad de las
víctimas no fue afectada de manera casual o esporádica, sino que -por el contrario-
existió un patrón permanente y organizado de tal forma que sólo puede ser
calificado de sistemático.
352 Testimonio transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la Comisión de la Verdad durante
la Asamblea Ex Comandos, en Guayaquil el 10 de febrero de 2009, en el que afirma, que hasta ese momento,
la gestión llevaba ya siete años.
321
INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD RESUMEN EJECUTIVO
El contenido general del programa político,
plasmado en los escritos y discursos de los autores y autoras
Las primeras declaraciones presidenciales relevantes en el caso se dan a partir del
17 de enero de 1987, al día siguiente del secuestro a León Febres Cordero, cuando
éste ofreció una rueda de prensa. Al respecto, diario Hoy publicó:
“‘Lo que yo firmo lo cumplo. Yo soy un hombre de honor’(…) Febres-Cordero aseguró
que cumplirá el acuerdo que suscribió en la base aérea de Taura, dándole la
libertad a Frank Vargas y comprometiéndose a no tomar acción disciplinaria contra
los partícipes de su secuestro”353.
Sin embargo, las declaraciones del Presidente de la República y de los más cercanos
miembros de la cúpula militar variaron al cabo de pocos días. Desde el
Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas se emitió un boletín en el cual se
argumentaba la necesidad y posibilidad de aplicar una sanción disciplinaria, el
compromiso de vigilar el proceso de ley, el rechazo a los hechos de Taura (comparándolo
con actos de subversión influenciados por la extrema izquierda) y la
advertencia de las consecuencias de no tomar medidas354.
En la misma línea analítica se manifiesta la máxima autoridad de la Fuerza Aérea
Ecuatoriana, subordinada al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
“[El Gral. Jorge Andrade, comandante general de la FAE] no descarta ‘la posibilidad
de que los hechos en referencia hayan sido producto de la influencia inescrupulosa e
irresponsable de elementos ajenos a nuestra fuerza’ y considera que no todos los comandos
tienen el mismo grado de responsabilidad, ‘que será debidamente establecida
a través de las exhaustivas investigaciones que se están llevando a cabo por disposición
de la superioridad militar’. Afirma que dicha investigación ‘se está realizando sin
que se atente contra la integridad física, peor aún contra sus derechos humanos’. El
comunicado ha sido emitido ‘a fin de poner freno a la serie de cometarios malintencionados
que al momento se vierten contra el honor y el prestigio de la Fuerza Aérea,
por parte de sectores que quieren ofenderla’”355.
Para las autoridades de las Fuerzas Armadas, los hechos de Taura, fueron motivo
de vergüenza puesto que se desarrollaron contra el Comandante en Jefe, a quien,
el Ejército le debe lealtad, y siendo ésta, una institución estrictamente jerárquica,
a su juicio, no podían permitir que tal acto vuelva a ocurrir, por lo que tomaron
acciones ejemplares. León Febres Cordero posteriormente también dio a entender
que tomaría represalias, mostrando una intencionalidad y una dirección jerárquica
de máximo nivel y atribuyendo los hechos a sectores de extrema izquierda.
“Afirma León Febres Cordero a un corresponsal extranjero: ‘Esto no va a quedar así’,
fue la tajante amenaza del Presidente de la República (…) a miembros de la FAE que
participaron en el levantamiento militar en la base de Taura (…) dijo que la Corte
353 “Cumpliré acuerdo, dice LFC”, diario Hoy, 17 de enero de 1987, p. 12B. CV, Expediente Nº 123051, p.
30016.
354 Boletín Informativo sobre los hechos de Taura. CV, MDN-DI-JU00138.00 B-22 p. 4-6.
355 Diario Hoy, 23 de enero 1987, página 1A, CV, Expediente Nº 123051, p 30033.
322

Suprema de Justicia ‘debe iniciar (…) el juicio correspondiente para establecer a los
autores, cómplices y encubridores (....). El motín fue planificado desde afuera por políticos
de extrema izquierda y conllevaba el asesinato inmediato del presidente’ (...). ‘Yo
soy el presidente constitucionalmente elegido por el pueblo ecuatoriano en un proceso
democrático y limpio, nunca he dejado de mandar, incluso durante las horas en que
estuve prisionero y presionado con armas’, expresó finalmente Febres-Cordero”356.
Las declaraciones vertidas por las autoridades gubernamentales y militares son
más evidentes, en cuanto a la necesidad de someter a la ley a elementos rebeldes357,
de acuerdo a los códigos penales militares, éste era un procedimiento inevitable,
sin embargo la planificación del ataque perpetrado y la ilegalidad con
la que se actuó en diferentes momentos, quedó claramente manifestado en el
acápite anterior.
Las acciones u omisiones son organizadas, dirigidas y encauzadas
mediante una metodología elaborada anticipadamente
El desarrollo de la acción contra los comandos de Taura, se condujo con una
elaborada planificación, siendo un operativo coordinado entre las tres ramas de
las Fuerzas Armadas.
La planificación se dio entre el 17 y el 20 de enero de 1987, y probablemente empezó
en el Palacio de Gobierno, como se citó anteriormente, cuando los Mandos
Militares en Palacio358 acudieron a recibir parte del Presidente de la República,
sobre los hechos suscitados en la víspera, momento en que se muestra un cambio
de tendencia tanto en el discurso como en las acciones del Estado. Diario Hoy
dio esta información el 18 de enero de 1987. A día seguido, el 19 de enero, los
comandos eran desarmados por sus jefes oficiales.
Según los relatos e informaciones de la época, después de su detención y traslado
aéreo, los detenidos fueron llevados a diferentes repartos militares. Es evidente,
por lo tanto, que debió existir una planificación y coordinación entre las tres
ramas de las Fuerzas Armadas, de otra manera los recursos no hubiesen estado
disponibles en el momento de los hechos.
Los testimonios de los oficiales que participaron en la aprehensión, obtenidos
por la Comisión de la Verdad, confirman la planificación del hecho por parte de
autoridades estatales. Es el caso del, ahora general de la Fuerza Aérea, Patricio
González, quien afirmó que “se planificó, en base a una orden que nos dio el Comandante
de la Zona, General Marcelo Salvador, para que yo planifique: se les
suba al avión y se les traslade a Quito”359. El desarrollo de las acciones siguió un
plan predeterminado, con un desarrollo coordinado con precisión.
356 “Esto no va a quedar así”. Diario Hoy, el 21 de enero de 1987, página 5A, CV, Expediente Nº 123051, p. 30029.
357 Este tema con mayor detenimiento se desarrolla este acápite en el Capítulo titulado Implicaciones de la
violencia en el discurso represivo. Análisis del discurso de León Febres Cordero y su período de Gobierno, acápite
del caso Taura; justificación del castigo por el terrorismo militar.
358 “Mandos militares en Palacio”. Diario Hoy, 18 de enero de 1987, página 3A. CV, Expediente Nº 123051, p. 30024.
359 Testimonio del general Patricio Augusto González Arellano en audio receptado por el quipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad , en Quito, el 22 de abril de 2009.
323
INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD RESUMEN EJECUTIVO
Los actos enumerados son perpetrados por agentes del Estado
En el presente caso existió coordinación entre las tres ramas de las Fuerzas Armadas
en la perpetración de las violaciones. Miembros de la Fuerza Aérea organizaron y
realizaron la detención, personal de la Armada Nacional cooperó en la detención y
en el traslado de los comandos, y miembros del Ejército participaron en las torturas.
En el trayecto se iniciaron los malos tratos y las torturas: “La Marina nos traslada
de Taura a Quito y en ese trayecto, nos golpeaban, a mí me, me rompieron la nariz,
me hundieron el tabique. Había un compañero roto la clavícula y las costillas”360.
Como se ha señalado, los comandos estuvieron detenidos en destacamentos
militares del Ejército donde fueron objeto de torturas. Al permanecer privados
de la libertad en una instalación pública los autores de las violaciones fueron
agentes del Estado. Aún más, permanecieron en unidades militares que son sitios
controlados y vigilados con particular rigidez jerárquica, es descartable la
participación de terceros que no fuesen agentes estatales. En todo momento, los
comandos estuvieron controlados por militares.
Los informes de interrogatorio que se presentaron como evidencia en el Consejo
de Guerra Verbal, por citar un ejemplo, se encabezaban de la siguiente manera:
“Por disposición del Comando del AEIM se procede a realizar el interrogatorio al Sr.
Mayor. Plto. De Avc. Ángel Gilberto Córdova Carrera”361.
De igual manera este texto se reproduce en los informes de la llegada de los prisioneros
y de los interrogatorios de los otros destacamentos militares. En el caso del cuartel
Patria de Latacunga, se practicó el Acto de Censura Solemne con Desprecio362.
Se destaca el testimonio de quien logró percibir la presencia de máximas autoridades
en la tortura.
“Cuando uno ésta en estas sesiones, afina un poco los oídos para poder determinar
¿quién es?, ¿cuáles son las personas que uno puede reconocer? y fíjense, yo reconocía
la presencia del [teniente] coronel Patricio González, reconocía la presencia del coronel
Rafael Carrasco que era un abogado (…), esas voces para mí eran inconfundibles,
también reconocía la presencia de mi compañero Rodrigo Bohórquez, ahora general y
comandante general de la Fuerza Aérea, reconocía la presencia de un subteniente Enríquez
(…) de la F.A.E. Bueno, reconocía la presencia de quien después ya le conocí en
persona, al señor Gustavo Lemus, (…) después lo reconocí a este tipo ya en las incursiones
que nos sometieron cuando estuvimos en prisión en el Penal García Moreno”363.
360 Testimonio de Nelson Rafael Pineda Medina transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Guayaquil el 10 de febrero de 2009.
361 Informe del Agente sobre interrogatorio al mayor Ángel Córdova en el AEIM el 22/01/1987. CV, MDNFAE-
JUICIO 0187 - JU 00236.00, p. 78.
362 En referencia a los testimonios de Gonzalo Rómulo Hernández Cahuana, Miguel Teodomiro Brunis Villacís
y Jhonni Marlon Pasquel Laz transcritos de los audios receptados por el equipo interdisciplinario de la Comisión
de la Verdad en Guayaquil, el 16, 17 y 18 de abril de 2008, respectivamente. Véase el ítem respecto a Tortura.
363 Testimonio de John Fredy Maldonado Herrera transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Quito, el 17 de abril de 2008.
324

Ofensivas militares coordinadas
En las páginas anteriores se señaló la coordinación del operativo de aprehensión
y traslado de los comandos y la participación de las tres ramas de las Fuerzas
Armadas. El papel de la Fuerza Aérea, no sólo consistió en conducirlos al hangar,
sino también aprehenderlos en sus villas. La prensa reportó que la aprehensión y
traslado de los comandos fue un “operativo combinado”:
“‘Fueron trasladados los comandos de Taura’. En la mañana de este miércoles se produjo
un operativo combinado de las Fuerzas Armadas, con el fin de trasladar a Quito a los comandos
militares que participaron en el secuestro del Presidente León Febres Cordero”364.
“Los 74 comandos paracaidistas, que estaban asentados en la Base Aérea de Taura,
fueron súbita y violentamente embarcados en un avión Hércules C-130 del Servicio
Aéreo del Ejército y trasladados a otros repartos de la Fuerza Aérea y en este operativo
habrían participado (...) un grupo de infantes de marina que llegó a la misma Base
Aérea de Taura”365.
Como ya se señaló, el domingo siguiente al día del secuestro, los altos mandos
militares visitaron el palacio presidencial y se reunieron con León Febres Cordero,
siendo ésta la primera señal de la probable planificación de la represalia
contra los comandos366. Así lo comenta un mayor del Ejército:
“En este nivel son las apreciaciones que se realizan y las decisiones que se toman (…)
estas decisiones (…) se tomaron al más alto nivel; entonces, debe haber sido una reunión
del Presidente de la República, su Ministro de Defensa, su Jefe del Comando
Conjunto y los comandantes de las tres fuerzas… entonces, ahí ellos deben haber decidido…
yo estoy más que seguro que debió haber sido así, porque yo ni siquiera fui
testigo ni estuve en esas reuniones, pero debe haber sido así, porque no había otra manera.
Entonces, ellos tomaron la decisión (…) de neutralizarle a esta unidad; en otras
palabras, le ‘descabezaron’ a esa unidad y se dio disposición… se dieron las disposiciones
–me imagino al Comandante de la Fuerza Aérea- de que ese equipo, que participó
en el sublevamiento, sea neutralizado… porque, en realidad, fue neutralizado”367.
La propaganda mediática
El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas presentó ante la opinión pública el
siguiente boletín de prensa, ejemplo de propaganda mediática en el que se señala
directamente al general Vargas y a sectores de extrema izquierda, como instigadores
de los hechos, como parte del enemigo interno y la lucha anticomunista:
“Frank Vargas (...) como de costumbre, abandona a su tropa y la deja que cargue con
toda la responsabilidad. (...) Ahora cambia su libertad por la de los paracaidistas de la
Fuerza Aérea. (...) La extrema izquierda, los partidos comunistas y la democracia po-
364 “Fueron trasladados los comandos de Taura”. Diario Hoy, 22 de enero de 1987, página 1A. CV, Expediente
Nº 123051, p. 30030.
365 “Los Comandos de Taura fueron ‘dados el pase’”. “Enviados a tres ciudades”. Diario El Universo, 22 de
enero de 1987, página 4. CV, Expediente Nº 123051, p. 30100.
366 En referencia a la nota de prensa: “Manos militares en Palacio”. Diario Hoy, 19 de enero de 1987, Página
3A. CV, Expediente Nº 123051, p. 30024.
367 Testimonio Reservado Nº 054 transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la Comisión
de la Verdad en Quito el 8 de octubre de 2009.
325
INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD RESUMEN EJECUTIVO
pular han declarado guerra abierta a las tres ramas de las Fuerzas Armadas y por esto,
atacan a sus mandos y a sus órganos de estructura, se han dedicado a propalar rumores
falsos (...) con el objeto de minar la confianza institucional, crear sospechas, incertidumbre,
alarma y romper sicológicamente la unidad militar, pretendiendo producir insubordinaciones,
desobediencias, caos en todas partes; con lo cual, se perderá la autoridad
de las fuerzas armadas, el respeto de la sociedad ecuatoriana y en consecuencia será mucho
más fácil hacerlas desaparecer y reemplazarlas por las milicias revolucionarias”368.
Como se puede observar, el comunicado define de manera clara la posición de
las Fuerzas Armadas frente a los hechos, y hace extensiva su intensión a la labor
que venían desempeñando contra la subversión.
En la metodología implementada se utiliza dinero
y bienes públicos y privados
Los recursos de las Fuerzas Armadas, al estar subordinadas a la Presidencia de la
República, provienen directamente del erario nacional. Sus bienes hacen parte de
la dotación del Estado, desde las armas y balas, hasta los aviones y destacamentos
militares. Al retomar el orden cronológico de los hechos, desde la detención de
los Comandos en la Base Aérea de Taura, se obtiene lo siguiente:
Recursos Humanos: Miembros de las tres ramas de las Fuerzas Armadas participaron
en los hechos. Personal de la Fuerza Aérea y la Fuerza Naval Ecuatoriana, están involucrados
en el caso y en las violaciones perpetradas, los primeros encargados de planificar
y aprehender a los comandos en tierra, en la Base Aérea de Taura, y los segundos
encargados del traslado. Personal del Ejército participó en las torturas y en la vigilancia
de los comandos cuando fueron recluidos en los destacamentos militares. Los
miembros de las Fuerzas Armadas partícipes de los hechos son agentes del Estado.
Movilización: Existen dos momentos en que el desplazamiento necesitó de importantes
recursos estatales. En una primera ocasión se utilizó un avión C-130 Hércules
del Ejército, nave que se destina generalmente para transportar carga. El uso
que se le dio el 21 de enero de 1987, requirió de permisos de disposición y de vuelo:
autorización para decolar y para aterrizar, mantenimiento, tripulación para el
piloteo, etc. En un segundo momento, se utilizaron camiones Reo y buses del Ejército
para el traslado de los comandos desde la Base Aérea Mariscal Sucre hasta sus
destinos en diferentes destacamentos militares. Para realizar estas movilizaciones
se involucraron otras autoridades estatales que permitieron los requerimientos.
Locaciones: Para enumerar las locaciones donde se dieron las distintas perpetraciones,
se debe mencionar el primer escenario que es la Base Aérea de Taura,
luego la Base Aérea Mariscal Sucre, perteneciente a la Fuerza Aérea Ecuatoriana,
donde se permitió el aterrizaje del avión C-130 y el ingreso de los camiones Reo
para la distribución de los comandos.
Se utilizó una determinada cantidad de destacamentos militares donde se torturó
y se privó de libertad a los comandos:
368 Boletín Informativo sobre los hechos de Taura. CV, MDN-DI-JU00138.00 B-22 p. 4-6.
326


1 Agrupamiento Escuela de Inteligencia Militar (AEIM), Conocoto.
2 Batallón de Transmisiones Nº 1 Rumiñahui, Quito.
3 Brigada de Fuerzas Especiales Patria, Latacunga.
4 Batallón Esmeraldas, Ambato.
5 Batallón Vencedores o Atahualpa, Aycapicho, Machachi.
6 Batallón Yaguachi, Ibarra.
7 Batallón mayor Galo Molina, Tulcán.
8 Batallón de Apoyo Logístico, Quito.
9 Batallón de Artillería Mariscal Sucre, Quito.
10 Cuerpo de Ingenieros del Ejército, Quito.
11 Escuadrón de Reconocimiento Mecanizado Nº 13 Epiclachima, Quito.
Los documentos del Consejo de Guerra Verbal, seguido contra los comandos
de Taura, permitieron identificar estos destacamentos. Además, con la presencia
del capitán John Maldonado se reconocieron las instalaciones del AEIM o BIM,
Batallón de Inteligencia Militar, como centro de detención y tortura, lugar que
también fue utilizado en el contexto del combate a grupos como Alfaro Vive
Carajo369. Sin embargo, otras instalaciones militares no estaban previamente adecuadas,
fueron acondicionadas, para recluir a los comandos, entre los días 17 y
20 de enero de 1987: “Me llevaron a Aycapicho en Alóag, ahí fue donde que me
dejaron en una celda solito a mí, y me pintaron los vidrios de color negro”370.
En otros casos se improvisaron celdas en lugares utilizados para otros menesteres:
“Nos llevaron a un cuartel Galo Molina (…) ahí estuvimos 5 días,
en un calabozo pero ahí metidos en donde se guarda el armamento, se llama
rastrillo, habían sacado [las armas] y nos metieron a nosotros, no había luz,
no había nada”371.
Como se puede observar, hubo una amplia utilización de recursos estatales, desde
recursos humanos y materiales, estos últimos representados en dinero y utilización
de diferentes tipos de bienes. La movilización del Estado en esta materia fue evidente.
Dichas acciones están vinculadas entre sí
y es improbable que esta vinculación sea fortuita
El motivo de la captura de los comandos ha sido expuesto reiteradamente, por
participar en diferentes niveles, en el secuestro del Presidente de la República,
León Febres Cordero. Como balance general, la característica común entre los
369 Video “Infiernillo”, 1 hora de duración, elaborado por el equipo interdisciplinario de la Comisión de la
Verdad en Conocoto, el 25 de septiembre de 2008. Archivo de Video CV0078.
370 Testimonio de Francisco Pazmiño Proaño transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de
la Comisión de la Verdad en Guayaquil el 16 de abril del 2008.
371 Testimonio de Oswaldo Gerónimo Vargas Tomalá en audio receptado por el equipo interdisciplinario de la
Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 18 de abril de 2008.
327
INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD RESUMEN EJECUTIVO
detenidos es su pertenencia al Escuadrón Jaguar, en la especialidad de Comandos
Paracaidistas del Ala de Combate Nº 21 Taura. Para comprender esta relación
es importante conocer la distribución del Ala de Combate Nº 21.
La Base Aérea de Taura estaba y está dividida en tres escuadrones: Jaguar, Mirage
y Kfir. Los Comandos paracaidistas son personal de tropa formada en Fuerzas
Especiales, su característica es su preparación en asalto y guerra. También existía
la especialidad aerotécnicos que, como su nombre lo indica, estaban dedicados a
la mecánica de aviación.
Del Escuadrón Jaguar, fueron los comandos paracaidistas que participaron en la
sublevación y posteriormente fueron arrestados. También arrestaron a tres aerotécnicos.
A Simón Ortiz, porque cumplía funciones de seguridad en el escuadrón
Jaguar y estuvo presente durante la sublevación. Julio Torres, detenido el 21 de
enero, y Jhonny Moreno, quien fue capturado días después fueron acusados de
robar algunos objetos de valor a la comitiva que acompañaba al Presidente.
De los tres oficiales que también fueron implicados, dos fueron capturados en el
Ministerio de Defensa al mismo tiempo que a los comandos en Taura. El capitán
John Maldonado cumplía funciones como Jefe del Escuadrón Jaguar, era cercano
a los comandos y participó en la planificación del secuestro y fue condenado a
dieciséis años de prisión mayor extraordinaria. El mayor Ángel Córdova, piloto
y comandante del Escuadrón de Combate 21 Jaguar372, durante la sublevación
medió ante el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas para la liberación
de Frank Vargas y, por ende, para la liberación del Presidente de la República y
su comitiva. Piloteó el avión que llevó al general Vargas a Taura. Por último, el
subteniente Alfredo Pin Guerrero, quien se desempeñaba como encargado del
rancho, y estuvo en la planificación del Taurazo, fue capturado dos semanas después
que los comandos.
Los hechos fueron presenciados por otras personas, entre ellas, oficiales de la misma
base aérea. Por esta razón, los comandos fueron identificados sin dificultad:
“El día lunes [19 de enero de 1987], en el momento del parte de la mañana, estaban
todos los comandos menos uno, que sí le vi yo el día (…) viernes de los acontecimientos.
Eso dio una muestra de todo un compromiso, no huyeron, no fugaron. (…)
Yo había identificado a algunos de ellos en algunas cosas y en algunas actividades…
y algunas actividades particulares y, efectivamente, yo acusé, yo dije lo que vi ante
un Tribunal”373.
Desconociendo la presencia de otros testigos y confiados en que el Presidente de
la República firmó un acuerdo en el cual se comprometía a no tomar represalias,
los comandos volvieron a sus lugares de trabajo normalmente.
372 Extracto del cassette presentado por el Sr. My. Avc. Córdova Carrera Ángel Gilberto, sobre los hechos
suscitadosen la base militar de Taura el 16-ene-1987. CV, JU00236.00, Juicio Nº 01/87, p. 81.
373 Testimonio del general Gustavo Cuesta Moscoso transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad, en Quito, el 15 de abril de 2009.
328


Dentro de la planificación de la detención de los comandos, sorprendió encontrar
que la distribución a los diferentes repartos para ser privados de la libertad
no fue al azar:
“A esas más altas esferas se tomó la decisión de segregarles por grupos: (…) algunos
fueron trasladados al Cuerpo de Ingenieros del Ejército; otros fueron recluidos
en el Batallón de Inteligencia Militar; y a un grupo les mandaron a las Fuerzas
Especiales (…) a este John Maldonado, que era el Comandante de esta unidad
[Escuadrón Jaguar], le consideraban muy peligroso y a él directamente le trajeron
a Quito”374.
La distribución de los comandos fue intencional: la mayoría de quienes fueron
trasladados al AEIM fueron encontrados culpables en el juicio. Es decir que, durante
la captura, o bien existía un conocimiento o sospecha de quienes fraguaron
y encabezaron el movimiento del 16 de enero, o los procesos judiciales se orientaron
por dichas informaciones o planificación previa.
Población civil
Las víctimas de las violaciones que se analizan eran en su totalidad miembros activos
de la Fuerzas Armadas ecuatorianas; en otras palabras, no gozaban del carácter
de población civil. Sin embargo, por los motivos que se pasan a estudiar
inmediatamente, fueron los sujetos pasivos de delitos de lesa humanidad: estaban
completamente desarmados e indefensos desde el momento de su detención arbitraria.
Cuando fueron objeto de las violaciones, estaban fuera de combate según la
expresión del artículo 3 común de los Convenios de Ginebra de 1949 y por tanto
gozaban de todo tipo de protección375.
En los apartados anteriores se ha demostrado que: a) los comandos fueron desarmados,
b) antes de proceder a su detención fueron llevados a clases y ejercicios
físicos, c) algunos fueron detenidos con lujo de fuerza, d) otros fueron detenidos
cuando se encontraban heridos.
Durante la detención, los comandos fueron objeto de maltratos y torturas. Daniel
Quinde, quien resultó herido durante el Taurazo, guardaba reposo en su villa
cuando fue detenido con igual violencia que sus compañeros. A Nelson Pineda, le
lesionaron el bazo durante la aprehensión; esto no le salvó de la tortura, aunque
estuviese escupiendo sangre por la boca, como él después denunció: mostró toallas
374 Testimonio Reservado Nº 054 transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la Comisión
de la Verdad en Quito el 8 de octubre de 2009.
375 Reza así la parte pertinente del artículo 3 común: “[…] 1) Las personas que no participen directamente
en las hostilidades, incluidos los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las personas
puestas fuera de combate por […] detención o por cualquier otra causa, serán, en todas las circunstancias, tratadas
con humanidad, sin distinción alguna de índole desfavorable basada en la raza, el color, la religión o la creencia, el
sexo, el nacimiento o la fortuna o cualquier otro criterio análogo. A este respecto, se prohíben, en cualquier tiempo
y lugar, por lo que atañe a las personas arriba mencionadas: a) los atentados contra la vida y la integridad corporal,
especialmente el homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios; […]
c) los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes; […].
329
INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD RESUMEN EJECUTIVO
con sangre a la prensa376. A Rosendo Veloz se le luxó el hombro fruto de una guindada.
Fue trasladado al hospital militar, donde fue enyesado, pero a la postre requirió
intervención quirúrgica para devolverle el hombro a la posición original377.
El estado de indefensión de las víctimas al momento de su captura es lo relevante,
independientemente de que estuviesen vinculadas a las fuerzas militares. Como
se dijo en el marco teórico de este capítulo378, más que la condición permanente
de población civil, lo relevante es el estatus de la persona al momento de los hechos,
que como queda comprobado –en este caso- era de total indefensión.
El conocimiento
Se trata de determinar el nivel de conocimiento del ataque por parte de sus perpetradores
de acuerdo a la cadena de mando. Se subdivide en dos aspectos: el
cognoscitivo y el volitivo.
En distintos momentos de los hechos las autoridades recurrieron a la negación
ya fuera de las capturas, el traslado de los detenidos o el maltrato de que fueron
objeto. Se negó información a los familiares y diversos cargos militares de alta
graduación intervinieron en estas acciones. Por ejemplo, en la publicación del 22
de enero de 1987 del diario Hoy, en el que se plasma el comunicado enviado por
el encargado de la Secretaría Nacional de Información Pública (SENDIP) Marco
Lara, se afirma que los comandos se encontraban en situación regular y que se les
habían entregado sus pases administrativos379. Lo mismo afirmó el comandante
General de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, general Jorge Andrade:
“La sublevación (…) [fue cometida por] un reducido número de cabecillas de este
grupo de comandos paracaidistas, ya que considero, no todos compartieron el mismo
grado de responsabilidad, responsabilidad que será debidamente establecida a través
de las exhaustivas investigaciones que se están llevando a cabo por disposición de
la superioridad militar, (…) investigación que se está realizando sin que atente a su
integridad física, peor aún contra sus derechos humanos”380.
Esta última aclaración del Comandante General de la Fuerza Aérea Ecuatoriana,
demuestra que estaba al tanto de la investigación, aunque aseguró que existía un
trato correcto, lo cual no era cierto.
El 24 de enero de 1987, diario El Universo publica que el ministro de Defensa,
Medardo Salazar Navas, afirmó que los comandos estaban bajo “arresto preventivo
en la Brigada de Infantería de Pichincha”, y que se garantizaba “la integridad físi-
376 Testimonio de Nelson Rafael Pineda Medina en audio receptado por el equipo interdisciplinario de la Comisión
de la Verdad el 10 de febrero de 2009.
377 Testimonio telefónico de Ana Chérrez, esposa de Rosendo Cornelio Veloz López, receptado el 30 de julio de 2009.
378 Ver marco teórico de este capítulo.
379 “Hermetismo en la Fuerza Aérea”. Diario Hoy, Sección Política, Página 5A, 22 de enero de 1987, CV,
Expediente Nº 123051, p. 30032.
380 “Andrade explica hechos de Taura”, Diario Hoy, 23 de enero de 1987, Página 5A, CV, Expediente Nº
123051, p. 30034.
330


ca de los arrestados”381. Esta declaración de garantía del buen trato contrasta con la
práctica de torturas a los comandos. Esto supone que o bien conocía las circunstancias
de los hechos y lo que estaba sucediendo con los detenidos, o bien no cumplió
su obligación constitucional de respetar los derechos humanos y prohibir la tortura.
El 26 de enero cuando se publicó el listado de las personas arrestadas, los comandos
ya habían sido trasladados y se autorizó una visita de reconocimiento
médico por parte del Tribunal de Garantías Constitucionales y de la Cruz Roja.
Sin embargo, no todas las personas fueron evaluadas382:
La omisión de los encargados del Batallón de Apoyo Logístico, donde se encontraba
recluido Pedro Loor, se debió muy probablemente al convencimiento de
que presentar al detenido en las condiciones en las que se encontraba sería motivo
de censura porque tenía secuelas evidentes de tortura.
La tortura supone infligir un daño intencional, por lo que el perpetrador siempre
está consciente del dolor y daño que comete contra sus víctimas. La justificación
psicológica para su acción es la obediencia debida con los superiores y la deshumanización
de la persona detenida, pero eso no lo exime de responsabilidad.
Dado que algunos de los torturadores eran compañeros de milicia de los detenidos,
los comandos de Taura pudieron reconocerlos:
“Al mediodía venían 6 ó 7 conscriptos con la comida y escupían gargajos verdes, tanto
en la sopa como en el arroz, en ocasiones no comía; cuando el oficial estaba viendo,
me comía el arroz, ¡esta rico! -le dije- (…). Ese oficial ahorita creo que es el General
Jarrín, cuando supo que me iba al penal, él vino a verme y me dijo que lo disculpara,
porque eran órdenes que él cumplía, yo le dije que no se preocupe que yo era comando,
y que el comando tiene que sobrevivir”383.
Dentro del mismo aspecto cognoscitivo está el conocimiento de las circunstancias
fácticas que rodean el hecho y las consecuencias del actuar:
“Había uno que monitoreaba mi estado de vida, o de muerte, porque era el que
decía: ¡cuidado se le va la mano!, ¡ya sácalo, ya sácalo! (…). Alguna vez, que se
les fue tanto la mano [que] no me recuperaba y, cuando me recuperé [estaba] en
un colchón, en el suelo estaba de lado y botaba un poco de agua, no tengo ni idea
como volvieron a recuperarme, (suspiro) pero me recuperaron, simplemente para
meterme a otra clase de tortura, sí que era bárbaro”384.
Éste y otros relatos de las víctimas, señalan un comportamiento evaluativo propio
de la tortura en que el perpetrador es consciente del dolor ocasionando a la
381 “Los sublevados de Taura bajo arresto preventivo”, diario El Universo, 24 de enero de 1987, p. 11. CV,
Expediente Nº 123051, p. 30035.
382 Testimonio de Pedro Dimas Loor Vera transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la
Comisión de la Verdad en Guayaquil, el 18 de abril de 2008. “Cuando fue el Tribunal de Garantías Constitucionales a
inspeccionar al cuartel, a mi me escondieron y presentaron a otro compañero, como al ‘zambo colorado’, y a él no le
habían hecho nada, y no me presentaron a mí, yo estaba destrozado todos los días me sacaban a la tortura, era terrible”.
383 Ibídem.
384 Testimonio de John Freddy Maldonado Herrera transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Quito el 17 de abril de 2008.
331
INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD RESUMEN EJECUTIVO
víctima, conoce los medios y métodos para realizarla, hasta el punto de saber las
medidas que debía tomar para evitar una muerte imprevista.
“[Los perpetradores] no se habían dado cuenta de la herida que tenía yo; a lo
que él me da un golpe por aquí, yo pegué un grito de dolor, y él se da cuenta que
estaba herido. Ahí se dan cuenta, y comienzan a pisarme ahí, de ahí, perdí el
conocimiento”385.
El aspecto volitivo es el nivel de la voluntad del perpetrador por provocar un
daño. Los niveles están clasificados en inmediato, mediato, eventual, sin embargo
para el presente caso, encontramos que la finalidad de acorralar a los
comandos en un ataque integral, es resultado de una voluntad inmediata con
conocimiento de cómo repercute ese daño en ellos y en sus familias. A continuación,
se hará un análisis detallado.
Empezando por la detención, fueron capturados noventa comandos, entre el 21
de enero y el 19 de febrero de 1987: treinta y tres fueron absueltos y librados de
toda responsabilidad en un juicio penal militar. Sin entrar a evaluar si la decisión
impuesta por el Consejo de Guerra Verbal fue justa o no, o si se respetaron las
garantías judiciales, en este proceso se absolvieron treinta y tres personas que
también fueron objeto de violaciones de derechos humanos.
Humberto Beltrán, Germán Déliz Peña Vargas y Rosendo Veloz fueron torturados
y luego absueltos en primera instancia. Germán Peña fue torturado duramente
porque tenía cabello zambo y pelirrojo, y se apellidaba Peña: los perpetradores
lo confundieron con dos de los principales protagonistas del Taurazo,
Henry Peña y Pedro Loor (alias Zambo Colorado)386. Édgar Iván Velasteguí
Mena, quien permaneció en la brigada Patria de Latacunga, de acuerdo al testimonio
de Jhonni Pasquel, también fue torturado387.
Tanto las personas declaradas culpables como las inocentes fueron objeto de torturas
y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes. La intención de
este ataque era el de castigar y juzgar con la mayor dureza a todos los supuestos
participantes del Taurazo.
Al hablar de las torturas, el testimonio más categórico es el del capitán John Maldonado,
quien señala que fue sometido a cruentas sesiones de tortura, y que la
intensidad y frecuencia daban a entender una experticia de los torturadores en el
momento de aplicar los distintos medios y métodos: “Ellos tenían tanta técnica
como para saber el grado de angustia que le producía a la persona”388.
385 Testimonio de Daniel Melquiades Quinde Vásquez transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario
de la Comisión de la Verdad en Guayaquil el 12 de febrero de 2009.
386 Referencia al testimonio de Rosendo Cornelio Veloz López en el marco del Taller de Reparaciones organizado
por el equipo interdisciplinario de la Comisión de la Verdad en Guayaquil el 3 de abril de 2009 y posteriormente
en conversación telefónica el 31 de julio de 2009.
387 Testimonio de Jhonny Marlon Pasquel Laz en audio receptado por el equipo interdisciplinario de la Comisión
de la Verdad en Guayaquil el 16 de abril de 2008.
388 Testimonio de John Maldonado transcrito del audio receptado por el equipo interdisciplinario de la Comisión
de la Verdad en Quito el 17 de abril de 2008.
332


Otros testimonios de comandos que sufrieron tortura muestran la intencionalidad
de dichas acciones. La práctica de diferentes formas y técnicas de tortura y
de privación física o sensorial, de forma reiterada, son una prueba de dicha voluntad.
Aunque los objetivos centrales del perpetrador fueran lastimar el cuerpo
y causar dolor inmediato, las consecuencias físicas y mentales permanecen en el
tiempo. Las consecuencias no son desconocidas por el interrogador, al momento
de aplicar la tortura, ni por su superior: ambos saben las afectaciones que esos
tratos provocan en las víctimas.
Los siguientes casos demuestran que algunas afectaciones físicas se extienden
hasta la actualidad: Miguel Brunis ya no puede tener hijos después de que fue
sometido a sesiones de corriente eléctrica en los genitales, a pesar de que fue
sometido a cirugías en los testículos. También sufrió otras afecciones que culminaron
con una cirugía en el brazo389. Rosendo Veloz testificó en el Consejo de
Guerra Verbal con el brazo herido390. Fulton Zambrano fue operado de la rodilla
antes de ser capturado por los hechos de Taura, y las condiciones de detención
afectaron su capacidad de recuperación391.
En el presente caso, la vía de castigo también fue judicial, administrativa y psicológica,
las secuelas que se presentaron en estos tres ámbitos ya se trataron en detalle
en los apartados respectivos. Por ello, se hará una referencia concisa a los mismos.
El castigo por vía judicial corresponde a la sanción disciplinaria a la que recurrieron
las Fuerzas Armadas, la cual tuvo la intención de afectar con el mayor
rigor a los sindicados y sus familias, a quienes se les eliminó toda posibilidad
de sostenimiento. Consecuentemente, el efecto es acumulativo392. Las secuelas
se manifestaron en cadena: en la decadencia de las economías familiares, en la
salud propia y de sus familiares. Aún hoy, el recuerdo está cargado de resentimiento
y mucho dolor, en algunas ocasiones más agudo que las consecuencias
físicas que acarreó la tortura.
La violencia administrativa es innegable: la lentitud o negación de las disposiciones
superiores: como la Ley de Gracia otorgada por Rodrigo Borja393 o la amnistía con-
389 Testimonio de Miguel Teodomiro Brunis Villacís en el marco del taller de reparaciones organizado por el
equipo interdisciplinario de la Comisión de la Verdad en Guayaquil el 3 de abril de 2009.
390 “El comando que aparece en la gráfica, compareció lisiado en uno de sus brazos” Pie de fotografía publicada
por diario El Universo, el miércoles 22/07/1987. CV, Expediente Nº 123051, p. 40006.
391 Testimonio de Fulton Hernán Zambrano Méndez en el marco del taller de reparaciones organizado por el
equipo interdisciplinario de la Comisión de la Verdad en Guayaquil el 3 de abril de 2009.
392 De los 90 comandos solo un 18% permanecía soltero, el 42,2% eran casados y otro 28% mantenían unión
libre o convivían con una pareja, es decir que 7 de cada 10 comandos respondían económica y afectivamente a un
hogar, en el caso de los solteros solían ayudar a mantener a sus padres y hermanos. De acuerdo a la información
proporcionada por el Ministerio de Defensa, el 13,3% del total de las víctimas ya eran padres de al menos 2 hijos,
en igual porcentaje están lo que ya tenía 3 hijos, el 14,4% al menos tenían 1 hijo, en porcentajes menores (5,6% y
2,2%) tenían ya 4 y 5 hijos. Toda esta prole en mención la conformaban menores de edad.
393 Alfredo Gonzalo Pin Guerrero afirma en su testimonio rendido ante el equipo interdisciplinario de la Comisión
de la Verdad en Guayaquil el 16 de abril de 2008, que al aplicarse la Ley de Gracia que se les concedió en el
Gobierno de Rodrigo Borja, los beneficiaros debían retornar al servicio pasivo de las Fuerzas Armadas, sin embargo
en sus libretas militares constaban como remisos, teniendo incluso, que pagar la multa respectiva. Además, el estigma
asociado a su participación en el “Taurazo” les mantenía en una constante posición de desempleo.
333
INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD RESUMEN EJECUTIVO
cedida por la Asamblea Constituyente de 2008 a sesenta y dos comandos, que ordenaba
la inmediata reincorporación al servicio pasivo de las Fuerzas Armadas394.
Lograr la amnistía fue motivo de felicidad: los comandos sentían que se hacía
justicia al menos en el aspecto económico; pensaron suplir sus necesidades acumuladas
en dos décadas. Sin embargo, lo dispuesto no se cumple por negativa de
las autoridades militares. Fuerzas Armadas los ha registrado como personal de
reserva y no en servicio pasivo, por lo que no tienen acceso a beneficios económicos
ni a servicios complementarios, propios de los militares. Así lo exterioriza
Nelson Pineda:
“El actual Comandante General, mi general Rodrigo Bohórquez, ha hecho caso omiso
a la Resolución de Amnistía otorgada (…) a favor de nosotros, acto soberano que
tenía que habérselo cumplido ya. Él fue el mismo que estuvo en Taura [y nos detuvo],
en ese tiempo era capitán, parece que ese odio se ha enraizado (…) en el alma de él,
lo está demostrando con sus hechos… además, el tortuguismo y el quemeimportismo
de los asesores del Sr. Ministro”395.
Sesenta y dos comandos todavía esperan la aplicación de la disposición de la
asamblea, para que así se restituya –en algo- una tragedia que ha acechado sus
vidas desde el 21 de enero de 1987.